¿SANIDAD PÚBLICA EN LA MARINA ALTA?
No era el objeto de esta plataforma que surgió con otros fines, pero no podemos callarnos ante la situación de la Sanidad Pública en la Comarca. Nos están llegando cosas tan fuertes de usuarios y trabajadores que no tenemos palabras ni siquiera para escribir un pequeño artículo. Apuntamos una serie de ideas y que cada uno se lo haga a su gusto.
1.- LA DEGRADACIÓN
Es el primer paso. La Generalitat no invierte en infraestructuras sanitarias. Teníamos las mismas que hace 20 años (quizá menos, pues antes teníamos un Centro de Especialidades que se les cayó por dejadez). Menos profesionales, menos medios, más población. Resultado: degradación. Colas, esperas, camas en los pasillos, barracones, profesionales sanitarios con cargas enormes de trabajo, 6.000 citologías sin procesar (algunas ya no son precisas: los pacientes han fallecido), largo, larguísimo etcétera. Eso sí, tenemos otras cosas como un flamante circuito de Fórmula 1 en Valencia.
2.- LA ESTAFA
La Generalitat hace promesas falsas. El Partido Popular en la campaña electoral de 2003 promete la ampliación inmediata del Hospital de La Pedrera. Los ciudadanos les “compramos” de nuestro bolsillo los terrenos que necesitan para cedérselos. Tras las elecciones dicen que ya no los quieren. No habrá ampliación y pagarán indemnizaciones millonarias a los autores del proyecto. Ahora dicen que nos harán un flamante hospital nuevo de gestión privada. Les “compramos” nuevamente todo el terreno que necesitan para regalárselo y que la compañía que ellos elijan construya el hospital (6 años después). Necesitamos un segundo Centro de Salud. Llegamos a la campaña electoral de 2007 y nos piden un terreno concreto para hacerlo de forma inminente. Nos gastamos más de seis millones de euros en el solar que quieren para cedérselo y ahora dicen que no ponen su parte a través de la empresa que gestionará el “negocio” en el Comarca ya que, pobrecitos, se han gastado más de lo que tenían previsto. Nos contentarán, en todo caso, con utilizar algunas dependencias vacías de La Pedrera. ¿Dónde está la pelotita? Nos han vuelto a engañar. La estafa al ciudadano alcanza proporciones enormes.
3.- LA PRIVATIZACIÓN
Tras seis años de espera empieza a rodar el nuevo Hospital Comarcal. La empresa cobra una cantidad por habitante y año haga uso o no del hospital. Todo el que venga de fuera lo cobrará aparte, lo que hace, lógicamente, que tenga preferencia en ser atendido. Todo es nuevo. Todo está flamante y las habitaciones son luminosas y estupendas. En las primeras semanas sólo admiten enfermos con determinado “perfil”, es decir, patologías, sencillas y rápidas de solucionar y por tanto, rentables. Otra cosa no es aceptada de momento o se queda en el hospital antiguo. Ante lo que se avecinaba los profesionales más avispados, o que han podido hacerlo, se han ido marchando en los meses previos. Muchos de los más competentes y con más experiencia han decidido marcharse. No hay problema: “Si no te interesa ahí tienes la puerta. Podemos tener un camión de médicos rumanos cuando queramos” se ha oído decir en alguna entrevista de selección de personal cuando el solicitante preguntaba por las condiciones. Se trabaja de una forma diferente. Eso está bien. Se controlan los gastos. De 20 minutos de atención a un paciente el profesional pierde 15 en introducir en el sistema informático los códigos de barras de cada depresor, gasa, jeringa o torunda de algodón que utilice para ser convenientemente contabilizada. Que no se escape nada y cuidadín con las pruebas diagnósticas que pida no sea que sean muy caras y este paciente nos salga por un ojo de la cara. Para empezar a funcionar sólo queremos pacientes nuevos, es decir, de primera visita. Todo lo antiguo, lo problemático y los “marrones” que se queden en el hospital viejo, situación: médicos en La Pedrera con 50 citas en una mañana, y médicos en el hospital nuevo con 3, saliendo al pasillo a preguntar en qué pueden ayudar para combatir el aburrimiento. Pero la empresa cuida a los suyos. Entre otras ventajas les deja aparcar gratis su vehículo pero eso sí, sólo a los 150 que lleguen primero (son 900 empleados). Los usuarios, por supuesto, tendrán que pagar.
4.- EL CAOS
Esto ya es ser demasiado malo y poco comprensivo. ¿En qué casa no hay siempre un pequeño caos tras una mudanza?. Es normal que el sistema informático de última generación se “caiga” continuamente. Es normal que el sistema de comunicaciones sea tan farragoso y lento que se desvíen las llamadas a la centralita del hospital antiguo. Es normal que se den desayunos, comidas y cenas a los pacientes con más de dos horas y media de retraso. Es normal que auxiliares tengan que ir rápidamente en su coche particular a buscar material a farmacias próximas. Es normal que aparatos recién estrenados apenas superen los primeros usos por su mala calidad. Es normal abrir un boquete en un muro para introducir un aparato que no cabe por la puerta, y también repararlo y volver a abrir el mismo boquete para sacarlo. Hay demasiadas cosas que ya nos parecen a todos normales.
Nosotros no nos resignamos a padecer un servicio público de ínfima calidad, incluso peligroso para nuestra propia salud. Alguien tendrá que hacer algo ¿No? .
34 comentarios
ana -
DENIA ,HOY,PUEBLO DE COBARDES -
anonima -
yo -
taca -
elkapo de denia -
Kanela -
Esta claro que los transfugas tienen bula. Seguramente ahora ya estan cada uno en su espacio, y ya no nos pueden engañar.
Fabian -
Alma -
vilpreto -
anselmo -
vilpreto -
Anónimo -
alzira -
El secretario de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública afirma que el Hospital de la Ribera es una muestra de cómo no se deben hacer las cosas
El secretario de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública y miembro del Consejo Asesor del Sistema Sanitario de Galicia, Manuel Martín García, advirtió hoy de que el modelo de gestión del Partido Popular pone en riesgo el sistema sanitario público en la Comunitat Valenciana.
Martín, que ofreció una conferencia sobre la privatización del sistema sanitario en la sede del PSPV-PSOE, junto con el responsable de Sanidad y Bienestar Social de los socialistas valencianos, José Mayans, describió un mapa sanitario en España con comunidades autónomas en las que avanza el proceso de potenciación de lo público, como es el caso de Extremadura o Galicia, mientras que, en otras como Madrid, Valencia o la Rioja, avanza el de privatización.
En esta línea, situó al Hospital de La Ribera (Alzira) como muestra de cómo no se deben hacer las cosas en Sanidad. Se trata de un centro que, según precisó, se le ha regalado graciosamente a una aseguradora sanitaria y a unas constructoras para que lo gestionen en base a que la transparencia y el riesgo de la gestión es un buen estímulo e incentivo para que mejore la calidad.
Sin embargo -prosiguió- se caracteriza por su opacidad, ya que durante los últimos años se ha vedado la información y el riesgo es nulo porque este hospital que se presentó como el paradigma entró en pérdidas el primer año con más de 1 millón de euros, el segundo con alrededor de otro y el tercero medio millón más. Situación que, en su opinión, demostró que este modelo de gestión es insostenible para la empresa.
Manuel Martín criticó que ante las pérdidas que presentó el centro, la Generalitat decidiera rescatarlo con el dinero público de los valencianos y regalar a las empresas gestoras el dinero que habían invertido y, además, proporcionarles un beneficio un 30 por ciento superior.
Por tanto, concluyó que el modelo de gestión del Hospital de La Ribera no es más transparente y el riesgo, como motivo de mejora de la calidad asistencial, es inexistente, tal y como demuestra, precisó, el aumento de un 20 por ciento en las quejas presentadas por los usuarios, porcentaje que se eleva hasta el 110 por ciento en la atención primaria, desde funciona este modelo de gestión.
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